Balance del 2009

Economía: pudo
haber sido peor

	Decrecimiento del PIB -1.5%, seguimos exportando desempleo y pobreza
	Pronósticos sombríos para el 2010, si el petróleo sube, tendremos recesión con inflación
	Ministro describe “una maravilla”, “todos los compromisos han sido cumplidos”

Iván Olivares

El año 2009 se acaba dejando la sensación que la debacle económica pudo haber sido peor. Y sin embargo, en vez de un suspiro de alivio, el análisis de los números y del comportamiento del gobierno muestran una realidad que apunta en la otra dirección: pudo haber sido mejor. O simplemente, menos malo.

Esas consideraciones afloran cuando se considera que las reservas internacionales se usaron para tenerlas guardadas; que el gobierno, lejos de buscar con humildad la ayuda de la comunidad donante, mostró una prepotencia incomprensible para una nación tan pequeña y dependiente como la nuestra, y que lejos de poder aplicar un programa que estimulara la economía, la receta oficial fue aumentar los impuestos.

El economista Edmundo Jarquín reconoce de entrada que “no se podía evitar el impacto inmediato de la crisis internacional, que por lo demás y dada la marginalidad de nuestra economía y la caída de los precios del petróleo, ha sido ligero, pero se podían haber evitado las consecuencias negativas de largo plazo y no se hizo”.

Se refiere, por ejemplo, a que “se deterioró la confianza política y la seguridad jurídica, y se adoptó una reforma tributaria que salva los equilibrios macros a corto plazo, pero afecta las perspectivas de crecimiento a mediano y largo plazo”.

Su colega opositor, el diputado Francisco Aguirre Sacasa, miembro de la Comisión Económica de la Asamblea Nacional, opina que “el 2009 fue un annus horribilis para Nicaragua desde el punto de vista económico. Por primera vez en más de 15 años, nuestra averiada economía sufrió una contracción en lugar de crecer”.

El legislador liberal concedió que, “en parte, nuestra recesión se debió a factores externos. Por ejemplo, las remesas -uno de los pilares de la economía- se redujeron en más de 5% y las exportaciones, especialmente de las zonas francas, también cayeron, como reflejo de la recesión mundial”.

Pero no todo el daño fue ‘importado’. A escala local, “estos factores negativos fueron exacerbados por políticas equivocadas de la Administración Ortega tanto en el campo de la gobernabilidad como en el de su discurso hostil hacia los donantes tradicionales de Nicaragua”, valora Aguirre Sacasa.

“Estas políticas equivocadas provocaron un distanciamiento de los donantes, especialmente los bilaterales, que resultó en una reducción de la ayuda y creó un déficit fiscal peor que el originalmente previsto”.